En el País de la No-Navidad dicen “¡Triste Navidad!” porque no la consideran feliz.
Al no gustarles las fechas impuestas, la celebran a destiempo.
En vez de regalarse cosas, se las roban mutuamente. Y nieva arena abrasadora con la que los niños modelan castillos tenebrosos y no muñecos.
Papá Noel viste de negro, es enjuto y barbilampiño. Recuerda a Mr. Hyde. Vende seguros de decesos y jamás sonríe.
Los abetos son incendiados en el monte por funcionarios públicos.
Cada vez que hay que celebrar la Navidad aquí, compro un vuelo low cost y huyo al país de la No-Navidad por unos días. Me parecen más humanos